Es increíble. Cada vez estoy más convencido que el espejo parece jercer alguna clase de influencia sobre mí. Esta mañana he estudiado un poco su historia. He realizado algunas llamadas y leído multitud de artículos. Parece ser que el espejo pertenecía a una pobre tribu indígena del Perú. Me imagino cómo lo habrá conseguido el museo. Pobres, los habrán timado. Bueno a lo que íbamos, diversos historiadores me han certificado que un objeto de estas características sólo puede ser Sumerio, una enigmática civilización desaparecida. Sin embargo, nadie puede fecharlo a ciencia cierta. He decidido ir a Zafra, quizás Jaime disipe mis dudas, y de paso descifre el texto.

Me sentará bien salir de casa.

©2006 Vte Paredes

Sigo con mi valoración del marco y el entramado de joyas que lo forman.

Realmente se trata de un objeto de gran valor. La técnica de engarce y orfebrería es digna de admiración. Junto a intricados arabescos que me recuerdan al arte azteca, existen una serie de muecas en forma de delicados ramilletes, con finísima llamas cinceladas a su alrededor. Tras un estudio más minucioso, he descubierto lo que parece un texto grabado que recorre la parte superior del marco, con caracteres ininteligibles y extraños.

Últimamente me siento estraño y nervioso cuando trabajo. Casi parece una locura, pero tengo la extraña sensación de que alguien me vigila. He conectado el sistema de alarma, y revisado puertas y ventanas. Todo está en orden. Sin embargo, siento ese cosquilleo característico en la nuca, que se produce cuando alguien te está observando de cerca. Hay veces incluso que, después de contemplar mi reflejo, tengo la absurda convicción de que cobra vida propia en el momento enque dejo de prestarle atención.

Demasiado trabajo. Mañana me tomaré el día libre e iré a la biblioteca. Quizás descubra algo.

© 2006 Vte Paredes

(24/10/98)

He recibio el espejo a las 9’00 A.M. El envoltorio parace intacto y su trasporte es corretcto.

Gracias a la ayuda, totalmente interesada de los mozos, ha quedado en buen recaudo en el ala norte del del segundo piso. (NOTA: Recordar pedir más dinero por la propina de los empleados).

Es magnífico, desde luego.

El marco estaba totalmente cubierto de gemas engarzadas en oro viejo. Más bien parece una delicada obra de orfebrería que un típico espejo ritual. Entre las piedras preciosas, cabe destacar, brillantes, diamantes y ópalos de gran tamaño. Todas ellas son auténticas y de extrema calidad.

Me ha llamado la atención los distintos tipos de madera que sirven de apoyo a los metales preciosos, dibujando entramados concéntricos que parecen fundidos al oro. De cada arista, surgen unos intricados arabescos ovales, en cuyo interior se aprecian unas vetas de algún raro metal, que parece modificar su tonalidad según le incida la luz.

He sen tido la tentación de mirarme en él. Esperaba ver reflejado una imagen mostruosa, como suele pasar en esta clase de objetos. Pero me ha defraudado. Mi reflejo limpio e impoluto no mostraba ningún tipo de distorsión, tan sólo una pequeña mancha borrosa y poco nítida, que no he podido eliminar, en el ángulo superior derecho.

Desde luego es extraño. Parece tratarse de una superficie totalmente pulia. Sin embargo, los demás espejos rituales que han pasado por mis manos, a parte de ser sensiblemente menos aparatosos y mucho menos labrados, siempre mostraban la paculiaridad básica de mostrar reflejados imágenes distorsionadas, que servían como «prueba evidente» para los incautos creyentes, de estar en presencia de «fuerzas sobrenaturales».

© 2006 Vte Paredes

«No hay nada más terrorífico que contemplar la cara del mal en tu propio reflejo»

Diario de tasación de Diego Narvaez de Heredia

21/10/98

Hoy lunes, tras una llamada de Thelma, he ido a recoger o al menos eso pretendía, un objeto extremadamente antiguo y valioso. Tras la imposibilidad de llevarlo en el monovolumen, he decidido que lo envíen a mi chalet de la montaña, sin objeción por parte del museo ni de Thelma.

Parece ser que se trata de una gran adquisición y desean un tasación de alta calidad.

Por lo que me he podido enterar, que es más bien poco para saciar mi curiosidad innata, se trata de un espejo ritual copiosamente engarzado y de «belleza sin igual». Esa es al menos la nión de Thelma, que parece fascinada por el nuevo hallazgo. Tras tomar un pequeño refrigerio con ella, en el cual me he puesto al día sobre el misterioso asunto, he decidido volver al laboratorio para terminar la aburrida tasación de la diadema egipcia (Nº Objeto: 110) …
© 2006 Vte Paredes